Estamos siendo testigos de cómo algunos precandidatos y precandidatas del Pacto Histórico se han unido para respaldar a Iván Cepeda con la excusa de que así venceremos el peligro que nos produce Quintero.

Daniel Quintero: el coco de centro que destruirá la izquierda, el que va a acabar con el sueño del cambio porque viene de lugares oscuros, porque ha militado en casi todos los partidos, porque tiene muchas investigaciones; y sí, es un hombre de dudosas raíces y convicciones políticas al estar en cuanto partido le conviene en el momento para sus ansias de poder. Durante su alcaldía de Medellín, Quintero cometió el acto reprehensible que ni Uribe se atrevió a hacer: enviar el ESMAD a la Universidad de Antioquia.

Pero ¿El miedo es al coco de Quintero? ¿O hay un gallo tapado? Y es muy válido preguntarnos por causas e intenciones ocultas después de ver maniobras políticas como tratar de no realizar la consulta interna de precandidatos, maniobra criticada hasta por el actual presidente, razón por la cual reversaron este intento de saboteo interno.

Al fallar esta maniobra y haber ganado la tutela que permitía a todos los precandidatos unirse, sorpresivamente observamos, cómo la mayoría de las precandidatas y precandidatos de los partidos del Pacto Histórico, deciden declinar sus candidaturas y unirse a la precandidatura de Iván Cepeda sin importarles el trabajo de una mujer, una médica especialista y politóloga que ha hecho un excelente trabajo de recorrer el país, de estructurar y proponer con brío una reforma al sistema de salud y que conoce muy bien las otras reformas que también necesita urgente el país: las reformas agraria, laboral, pensional y de educación.

Ninguno de esos precandidatos y precandidatas que declinaron a favor de Iván Cepeda, quiso reconocer la lucha de una mujer que viene trabajando fuertemente por el país, en especial, las otrora precandidatas María José Pizarro y Susana Muhammad, quienes pregonaban feminismo en cada discurso, ambas no tuvieron la coherencia ni la ética de reconocer y valorar el trabajo que viene haciendo con éxito la doctora Carolina Corcho. Este hecho lamentable denota que Susana Muhammad y María José Pizarro tienen un feminismo a geometría variable, es decir, que lo usan únicamente cuándo se les acomoda a sus intereses y deseos de poder político.

Para estas pseudofeministas, hay que alinearse al “man” porque ninguna mujer es digna de representar a este país de fútbol, del macho alfa pecho-peludo, pues el “man” nos salvará del coco y por su omnipotencia masculina y con sus discursos cual monólogos sin debate, sin contrapreguntas, sin planes reales o realizables, a éso es lo que quieren que nos resignemos.

Hasta ahora, el país ha estado imbuido en el machismo y por éso, muchos y muchas se resisten a reconocer que la candidata Carolina Corcho tiene propuestas reales, realizables, que le cabe el país en la cabeza, que tiene claros los temas de país a nivel nacional e internacional y una capacidad irreductible de argumentación. Por machismo y politiquería no han querido reconocer a la doctora Carolina Corcho, por eso no es invitada a debates, ni a las modificaciones de los acuerdos del Pacto Histórico. Toda una estrategia de invisibilización a esta candidata que puntea en la mayoría de los sondeos de precandidatos del Pacto Histórico.

¿Será que el gallo tapado, es que con las mismas prácticas de los partidos tradicionales todos se unen en marrullerías para intentar derrotar a Carolina Corcho? Hay que recordar que, en la última contienda presidencial, cuando todos se unieron a Rodolfo Hernández, escuchamos decir: “se unen porque solos no pueden contra Petro”; pero ahora que la historia es otra, los mismos gritan “nos unimos para fortalecernos”. ¡Qué cosa más conveniente! Lo que es evidente es que se unen contra Carolina Corcho y esa unión carece de ética.

La pregunta es ¿por qué una candidata de tan alto perfil es invisibilizada?  ¿Será porque no le debe ninguna vela a los dirigentes del Pacto, ni les promete cargos a los clientelistas? La doctora Carolina Corcho busca un cambio estructural para que nuestro país sea digno, justo y en paz, este cambio incluye eliminar las prácticas marrulleras enquistadas en la política y se priorice el bienestar de todos los colombianos.

Por Endaris de Somos Migrantes.